lunes, 11 de marzo de 2013

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De aquí se recopilo mucha de la información que se presenta en este blog

LA GACETA DE PUERTO RICO








La Gaceta el primer periódico nacional que hizo su primera publicación en el 1806. Circuló hasta el cambio de soberanía en el 1898. La introducción a la imprenta en el 1806 marcó el inicio de la literatura puertorriqueña.











Del neocriollismo de los años 40 a la literatura urbana de los años 50 y 60

El sentimiento patrio y nacionalista dominará las poéticas desde los años 30 hasta los ‘60. Voces de este amplio periodo poético son Juan Antonio Corretjer (1908-1985), Francisco Manrique Cabrera (1908-1978), Clemente Soto Vélez (1905-1993), Luis Hernández Aquino (1907-1988). “Alabanza en la Torre de Ciales”, de Corretjer, es un cántico epopéyico y emblema de muchos poetas. Singular importancia adquiere el discurso de la mujer en el escenario literario y letrado puertorriqueño con Clara Lair (1908-1973) y Julia de Burgos (1914-1953). Julia de Burgos es considerada por los críticos como poeta cumbre de América, con sus Poema en veinte surcos (1938), Canción de la verdad sencilla (1939) y El mar y tú (1954). Su obra es ampliamente valorada en el mundo hispánico. “Río Grande de Loíza” uno de sus poemas más emotivamente recitados. Prolífico poeta fue el militante nacionalista, Francisco Matos Paoli (1915-2000), especialmente por sus obras Hablante del eco Teoría del olvido (ambas de 1944),Canto a Puerto Rico (1947). Canto de la locura (1962) es un seminal poemario épico, escrito mientras estaba en prisión por su participación en los movimientos nacionalistas.

Para la década del 50, Puerto Rico comienza a ingresar en un proceso de industrialización impulsado por los sectores liberales y seguidores de Luis Muñoz Marín. Alcanza el poder una burguesía y clase media de ideología consumista y asimilista y se impone una vertiginosa dependencia económica de lEstados Unidos. Los artistas e intelectuales, no obstante, no participarán en general de esta ideología neocolonial. Más bien se unirán a los sectores de la izquierda nacionalista y antiimperial. También la Segunda Guerra Mundial y sus nefastos efectos van a crear en los escritores un sentido existencialista del devenir. La nueva dependencia del ultracapitalismo colonial los lleva a participar en luchas antiimperialistas y socialistas. Se incrementa un sentimiento de nostalgia por la pérdida de los valores criollos y los escritores se resistirán a asimilar los horizontes que augura el creciente capitalismo consumista y las nuevas expresiones de la ciudad colonial que se acrecientan para las décadas del 50 y el 60.

Abelardo Díaz Alfaro (1919-1999), René Marqués (1919-1979), José Luis González (1926-1996), Pedro Juan Soto (1928-2002), desde fines de los años 40 hasta la década del 80, van a enfrentarse a la nueva modernidad colonial. A su entender, la integridad nacional tan valorada desde el siglo XIX, sufre una gran amenaza. Con su libro Terrazo (1949), Díaz Alfaro se enfrenta con dramático sentido existencial a la amenaza de la cultura estadounidense frente a los valores isleños. Sus cuentos “El Josco” y “Los perros” han sido muy valorados incluso por la crítica extranjera. José Luis González es un narrador que mediante el cuento “En el fondo del caño hay un negrito” (en el libro En este lado, 1954) inicia la literatura urbana de la marginalidad obrera. Reconocida también, en los ámbitos de lucha social, fue la novela Los derrotados (1956) de César Andréu Iglesias (1915-1976). Amplio impacto tuvo el libro Spiks (1957) de Pedro Juan Soto, donde expone cuentos que recoge el dolido mundo de la emigración de los boricuas hacia Nueva York. Son narraciones que rompen con los estilos de la cuentística anterior. René Marqués, por su parte, fue prolífico e imponente en su labor literaria. Sus obras La carreta (1951) y Los soles truncos (1963) se perfilan como dos de los mejores dramas del siglo XX, que representan el trágico destino nacional. Similar ideología enmarca su novela La víspera del hombre (1959), los cuentos de En una ciudad llamada San Juan (1960), y su ensayo “El puertorriqueño dócil” (1960). Francisco Arriví (1915- ) se presenta también como un dramaturgo atento a la problemática de lo nacional y los problemas existenciales y universales en sus dramas María Soledad (1947), Bolero y plena (1956), Vejigantes(1958).

Para los años 60 sobresalen en la lucha anticolonial de la literatura, las novelas Usmaíl (1959) y Ardiente suelo fría estación (1961) de Pedro Juan Soto. Emilio Díaz Valcárcel (1929) nos brinda valiosas novelas como El hombre que trabajó lunes (1966), Figuraciones del mes de marzo (1972) yHarlem todos los días (1978). En estas novelas se representa al puertorriqueño como un ser atormentado por los conflictos en la moderna ciudad.



Informacion Recopilada: http://www.enciclopediapr.org/esp/article.cfm?ref=06100601&page=4

domingo, 10 de marzo de 2013

Los Inocentes de Pedro Juan Soto


Pedro Juan Soto


Pedro Juan Soto nació el 11 de julio de 1928 en Cataño. Cursó estudios primarios y secundarios en ese pueblo y en Bayamón. En 1946, ingresó en la Universidad de Long Island, Nueva York, donde inició el curso de premédica, el que abandona para dedicarse al estudio de la literatura y la lengua inglesa. Mientras estudiaba allí, se inició en el periodismo al publicar artículos, reportajes y entrevistas en varios periódicos de esa ciudad.
En 1950, obtuvo su bachillerato y ese mismo año ingresó en el Ejército de Estados Unidos, hasta 1951, cuando inició sus estudios hacia la maestría en la Universidad de Columbia en Nueva York.

Comenzó a publicar sus cuentos en la Revista Asomante. En 1953 y en 1954, obtuvo el primer y el segundo premio en el Certamen de Navidad del Ateneo Puertorriqueño, por sus libros Garabatos (1953) y Los inocentes (1954). En 1955, se ganó el primer premio de teatro en esa misma institución cultural, con su obra teatral El huésped, la cual fue representada en 1956 por la Docta Casa.
En 1956, publicó una recopilación de sus cuentos bajo el título Spiks, en la que representa la amarga realidad de los boricuas en Nueva York. En 1959, publicó la novela Usmaíl, que obtuvo un premio del Instituto de Literatura Puertorriqueña, el cual Pedro Juan rechazó. En está obra, el autor expone su preocupación por la situación político-sociocultural que vive la Isla Nena al estar invadida por la Marina estadounidense.
En su novela El francotirador (1969) se destaca la narración en contrapunto de dos historias desarrolladas en Cuba y en Puerto Rico. En 1983, su novela Un oscuro pueblo sonriente recibe el premio Casa de Las Américas, de Cuba.
La producción literaria de Soto tiene como ámbito los centro urbanos, pero el énfasis recae en la condición interna de los personajes o sus situaciones;  por esto, su obra se distingue por la escasez de diálogos y por las descripciones extensas.
Otras obras de este autor son: Temporada de duendes (1983), A solas con Pedro Juan Soto (1973), Un decir (1976), En busca de J.J. de Diego Padró (1988) y Memoria de mi amnesia(1991).
Pedro Juan Soto fue profesor de literatura en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, de donde se jubiló después de muchos años de servicio. 

Anjelamaría Dávila



Angelamaría Dávila. Mujer Verso, Animal Fiero y Tierno


Poemas de la poeta puertorriqueña Angelamaría Dávila, en su propia voz, leídos en festivales de poesía en colombia y algunos países de américa del sur. estos poemas fueron rescatados gracias a sus hijos, quienes los conservaban en cassettes.

Anjelamaría Dávila


Ángela María Dávila Malavé nace un 21 de febrero del 1944 y fallece un 8 de julio del 2003. La crítica literaria nacional consideró a Anjelamaría Dávila una de la exponentes de la poesía puertorriqueña más prometedoras de su generación. Aunque su legado es extenso, el mismo se encuentra disperso en gran número de publicaciones nacionales y extranjeras. Apenas tuvo oportunidad de sacar a la luz dos obras, la primera de ellas, “Homenaje al ombligo” (1966), en colaboración con su entonces esposo José María Lima (1934-2009).
Aunque su vena poética le afloró durante cuando era adolescente, fue poco después de que ingresara a la Universidad de Puerto Rico que se adentró en el cultivo de este género literario al vincularse al denominado Grupo Guajana, dirigido por el poeta Vicente Rodríguez Nietzsche y que editaba la revista Guajana, hoy reconocida como la más importante dentro de las de su género durante la década de 1960. Ella llegó a ser una de las figuras representativas de aquel colectivo, en el que también figuraban Marina Arzola, Antonio Cabán Vale “El Topo”, Andrés Castro Ríos, Edgardo López Ferrer, Susana Matos Freire, Ramón Felipe Medina, Carlos Noriega, Edwin Reyes Berríos, Marcos Rodríguez Frese, Vicente Rodríguez Nietzsche, Juan Sáez Burgos, Enceslao Serra Deliz y José Luis Vega.
En 1963, otro destacado poeta, Jorge Luis Morales, la presentó en el Ateneo Puertorriqueño, donde ofreció su primer recital. En 1965 fue incluida en la “Antología de jóvenes poetas” editada por el Instituto de Cultura Puertorriqueña. En esta obra también aparecen varios de sus compañeros del Grupo Guajana.  
A partir de 1970, poemas de Anjelamaría Dávila aparecerían frecuentemente en las páginas de las revistas Bayoán, Palestra y Surco. En 1977, la Editorial Huracán le publicó el poemario “Animal fiero y tierno”. Su presencia también se hizo habitual en café-teatros y centros culturales en los que, además de declamar, cantaba. Entre los tantos espectáculos que ofreció son muy recordados los titulados “De frente con mi tierra” y “Ritmos de fuego”, en el Café-Teatro Río Piedras. En este último, producido por Lynnette Oliver y presentado el 27 se septiembre de 1983, compartió con otras féminas muy destacadas en el quehacer cultural nacional: Rayda Cotto, Vanessa Cruz, Brenda Díaz, Adrienne Galler Lastra, Elba Lugo, Cutita Méndez, Myrna Oliver, Tati Rodríguez y Carmen Nydia Velázquez.
Nuestra biografiada, quien también era una excelente dibujante, fue incluida en la “Antología de la poesía hispanoamericana actual”, de Julio Ortega (Siglo 21 Editores, 1994) y en “Flor de lumbre /Guajana 40 aniversario 1962-2002” (ICP, 2004). En esta última obra aparecen sus poemas  “Acabo de morir”, “Ante tanta visión de historia y prehistoria”, “El largo día del hambre”, “Glosas de la paloma”, “Homenaje”, “Me surge desde adentro”, “Poema de amor para las heroínas y los héroes”, “Quise sembrarme todas mis venas”, “Todos los días”, “Tu cuerpo siempre cálido”, “Un sol azul”, “Y así voy…” e “Y crecí tanto”. 
Desafortunadamente, Anjelamaría Dávila enfermó siendo joven y cuando más se esperaba de su talento. Un padecimiento pulmonar comenzó a minar su organismo, calamidad que se complicó al ser atacada por el Mal de Alzheimer. Fallecería en el Centro de Cuidado Hogar Guadalupe, en Río Grande, el 8 de julio de 2003. Era madre del actor Aurelio Lima (nacido en 1970) y de Amanda Colón, quien vio la primera luz en 1980. Dejó inédito el poemario “La querencia”.

La Carreta de René Marquéz



La tierra... La Carreta - René Marquéz


Historia



Para la década del 50 Puerto Rico comienza con un proceso de industralización impulsado por los sectores liberales y seguidores de Luis Muñoz Marín. Comienza a surgir una ideología consumista y asimilista creando una dependencia económica de los Estados Unidos. Los artistas de la época no se sienten identificados con esta ideología y se mantienen en los sectores de izquierda nacionalista y anti imperial. También la Segunda Guerra Mundial y sus nefastos efectos van a crear en los escritores un sentido existencialista del devenir. La nueva dependencia del ultracapitalismo colonial los lleva a participar en luchas antiimperialistas y socialistas. Se incrementa un sentimiento de nostalgia por la pérdida de los valores criollos y los escritores se resistirán a asimilar los horizontes que augura el creciente capitalismo consumista y las nuevas expresiones de la ciudad colonial que se acrecientan para las décadas del 50 y el 60.

El Teatro

                                                                                    El teatro en el siglo XX
Durante las primeras décadas del siglo XX surgieron en Puerto Rico diversas compañías dramáticas, la mayoría de ellas de corta duración. Por lo general, se dedicaban al teatro lírico, a la comedia y al teatro para niños.
También surgió un teatro gestado en los centros de instrucción obrera y otro en los casinos de algunos pueblos, como San Sebastián, Mayagüez y Cabo Rojo. Entre los autores de teatro obrero se destacaron: Ramón Romero Rosa, José Limón de Arce y Luisa Capetillo, entre otros. Estos escritores usaron el teatro como un medio para enseñar a los obreros a defenderse de las explotaciones de las centrales azucareras. El teatro de alta sociedad, en cambio, evocaba recuerdos de España.
Para la década del veinte, algunos dramaturgos recogieron en sus obras las inquietudes y preocupaciones que vivía nuestro pueblo. Entre estos escritores se destacaron: Luis Lloréns Torres, autor de El Grito de Lares, Juan B. Huyke, autor de La agonía antillana y Nemesio Canales, autor de El héroe galopante.
Juan Nadal Santacoloma fue el principal empresario y promotor del teatro nacional puertorriqueño en esas primeras décadas del siglo veinte.

Los años 40 y 50:
Varios eventos contribuyeron a que el quehacer dramático continuara activo y con mayor ímpetu durante la década de los 40. La sociedad Areyto inauguró la década con el estreno del clásico de nuestra literatura, Tiempo muerto, de Manuel Méndez Ballester y Mi Señoría, de Luis Rechani Agrait. En 1941 surgió el Teatro Universitario, dirigido por Leopoldo Santiago Lavandero; en 1946, el Teatro Rodante Universitario y en 1949, el Teatro Infantil, llamado más tarde Comedieta Universitaria. Fueron esos los inicios de lo que vendría a ser el Departamento de Drama de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Puerto Rico, recinto de Río Piedras. Desde sus comienzos en 1941, ha sido una de las instituciones que más ha contribuido a la formación artística y académica de la clase teatral puertorriqueña. Carlos Marichal y Rafael Cruz Emeric comenzaron entonces sus prolíficas carreras como escenográfos. Nilda González y Victoria Espinoza se iniciaron entonces como directoras de escena. Unos años después, se destacó Dean Zayas como uno de los más fecundos directores de escena que hemos tenido.
La década de los 50 produjo dos prominentes dramaturgos: Francisco Arriví y René Marqués. Arriví, autor de Vejigantes, dio un gran impulso a la producción teatral en Puerto Rico, como director de la oficina de Fomento Teatral del Instituto de Cultura. Marqués, por otro lado, aprovechó el drama para exponer sus inquietudes políticas y sociales. Marqués expresa su ideal independentista a través de sus obras de mayor relevancia: La carreta, Los soles truncos y Un niño azul para esa sombra.
Es René Marqués quien funda el Teatro Experimental del Ateneo Puertorriqueño en 1952, lo que creó otro espacio para la representación de nuevas obras de teatro. En 1958 comenzaron los Festivales de Teatro Puertorriqueño, bajo el auspicio del Instituto de Cultura, actividades que promovieron aún más la producción de un teatro escrito por autores puertorriqueños.

La década de los 60:
Durante la década del 60 dos figuras principales que aún continúan activos en el campo de la dramaturgia, iniciaron sus carreras: Myrna Casas y Luis Rafael Sánchez. Cristal roto en el tiempo, Absurdos en soledad, Eugenia Victoria Herrera, Al garete, No todas lo tienen, Este país no existe, Voces, Qué sospecha tengo, El gran circo eucraniano y el libreto de la ópera El mensajero de plata, son algunas de las obras escritas por Casas, cuyos textos la convierten en la dramaturga más prominente de Puerto Rico. Por su parte, Luis Rafael Sánchez es autor de: Sol 13 interior, O casi el alma, La pasión según Antígona Pérez, Los ángeles se han fatigado, Farsa del amor compradito, La espera, La hiel nuestra de cada día y Quíntuples. Otro dramaturgo importante de esa generación fue Gerard Paul Marín, autor de El final de la calle y En el principio la noche era serena, entre otras obras.

Los últimos años de la década del 50 y la década del 60 vieron nacer diversas compañías de teatro. Entre éstas: La Máscara, El Cemí, Alta Escena, Theatrón, El Coquí, Arlequín, Poesía Coreada de Puerto Rico, y El Tajo del Alacrán. Producciones Cisne y Teatro del Sesenta se han mantenido en constante actividad desde entonces, por más de cuarenta años. Durante los años 60, los café-teatros La Tierruca y La Tea, en el Viejo San Juan, sirvieron de escenario para múltiples experimentos teatrales y recitales poéticos de aquellos años. Abelardo Ceide se destacó produciendo y dirigiendo obras de su propia autoría en esas salas. Lydia Milagros González escribió varias piezas teatrales representadas por El Tajo del Alacrán.

"Ay ay ay de la grifa negra" Julia de Burgos


Ay ay ay, que soy grifa y pura negra;
grifería en mi pelo, cafrería en mis labios;
y mi chata nariz mozambiquea.


Negra de intacto tinte, lloro y río
la vibración de ser estatua negra;
de ser trozo de noche,
en que mis blancos dientes relampaguean;
y ser negro bejuco
que a lo negro se enreda
y comba el negro nido
en que el cuervo se acuesta.
Negro trozo de negro en que me esculpo,
ay ay ay, que mi estatua es toda negra.


Dícenme que mi abuelo fue el esclavo
por quien el amo dio treinta monedas.
Ay ay ay, que el esclavo fue mi abuelo
es mi pena, es mi pena.
Si hubiera sido el amo,
sería mi vergüenza;
que en los hombres, igual que en las naciones,
si el ser el siervo es no tener derechos,
el ser el amo es no tener conciencia.


Ay ay ay, los pecados del rey blanco
lávelos en perdón la reina negra.
Ay ay ay, que la raza se me fuga
y hacia la raza blanca zumba y vuela
hundirse en su agua clara;
tal vez si la blanca se ensombrará en la negra.


Ay ay ay, que mi negra raza huye
y con la blanca corre a ser trigueña;
¡a ser la del futuro,
fraternidad de América!



Analisis: Un poema totalmente directo, que demuestra su orgullo racial. Ella defendía su raza con ninguna vergüenza, tenia bien clara en ella la idea de libertad de su isla. Su opción ética por la justicia se expresa también en relación con la explotación del negro y de la clase obrera







Julia de Burgos

La vida de Julia de Burgos fue intensa y definitivamente breve, aunque sin duda esta escritora puertorriqueña dejó un legado indispensable para la poesía. Nació en 1914, en el seno de una familia muy humilde;Fue una activa promotora de la liberación de la mujer; a los 22 años de edad se unió al grupo Hijas de la libertad del Partido Nacionalista de su país, y estuvo a cargo del discurso La mujer ante el dolor de la Patria. En el año 1940 tuvo una experiencia muy positiva en Nueva York, donde recibió el merecido reconocimiento por su trabajo; sin embargo, cuando trece años más tarde Julia se dejó ahogar por el alcohol, esta misma ciudad enterró su cuerpo en una tumba anónima.
Burgos publicó dos poemarios y dio a conocer varias poesías sueltas; tras su fallecimiento, se editaron algunos libros más. La fuerza y profundidad tan particulares de esta brillante poetisa se pueden apreciar en "El mar y tú", "Poema perdido en pocos versos" y "Yo fui la más callada".


Lee todo en: Julia de Burgos - Poemas de Julia de Burgos http://www.poemas-del-alma.com/julia-de-burgos.htm#ixzz2N5kdy51T


Poesía en la generación del 50 y 60

El sentimiento patrio y nacionalista dominaba las poesias desde los años treinta (30) hasta los sesenta (60). Los temas dominantes de la poesia eran: el amor, la patria, la angustia, etc. Algunas voces de este periodo poetico importante fueron Juan Antonio Corretjer, Francisco matos Paoli, Francisco Arrivi, Clemente Soto Velez, Luis Hernandez Aquino, Francisco Manrique Cabrera y Julia de Burgos, entre otros. Para la decada del 50, Puerto Rico comienza a ingresar en un proceso de industrializacion impulsado por los sectores liberales y seguidores de Luis Muñoz Marin. Alcanza el poder una burguesia y clase media de ideologia consumista y asimilista y se impone una vertiginosa dependencia economica de los Estados Unidos. Los artista e intelectuales, no obstante, no participaran en general de esta ideologia neocolonial. Mas bien se uniran a los sectores de la izquierda nacionalista y antiimperial. Tambien la Segunda Guerra Mundial y sus nefastos efecto van a crear en los escritores un sentido existencialista del devenir. Se incrementa un sentido de nostalgia por la perdida de los valores criollos y los escritores se resistiran a asimilar los horizontes que augura el creciente capitalismo consumista que se acrecientan para las decadas del 50 y 60.

Recopilado por: María Velázquez

martes, 5 de marzo de 2013

Vejigantes de Francisco Arriví



    Escenas del Montaje de la obra "Vegigantes" por el  grupo TeatRUM del Recinto de Mayaguez de la Universidad de Puerto Rico..

Francisco Arriví


Francisco Arriví nació en Santurce, un 24 de junio del 1915. Su padre era español, mientras que su madre era puertorriqueña. Cuando niño, su abuela solía llevarlo al teatro todas las semanas. A los 10 años, construye un pequeño escenario en el patio de su casa, en donde junto a varios amigos, recreaba o actuaba escenas de cuentos infantiles.
Recibió su educación primaria en la Escuela Padre Rufo y en la Escuela Rosendo Matienzo Cintrón y su educación secundaria en la Escuela Superior Central. Luego de graduarse, solicitó para entrar a la UPR de Rio Piedras en donde continuó su educación. Allí escribió una de sus primeras composiciones, "Himno al Alma Máter", la cual se convirtió en el himno oficial de la Universidad. Arriví se graduó en 1938, con un título en literatura en español.
Arriví se unió a la Sociedad Dramática de Teatro Popular, bajo la dirección de Leopoldo Santiago Lavandero. Así mismo, Arriví también trabajaba como profesor en la Escuela Superior de Ponce, en donde fundó un club de drama llamado "Tinglado Puertorriqueño." En 1940, escribió su primera obra teatral, titulada El diablo se humaniza.
Arriví colaboró activamente con el programa educacional "Escuela del Aire", el cual transmitía programas radiales educativos a través de la emisora gubernamental W.I.P.R. Su programa, "De la jungla al rascacielos," presentaba obras radiales. Entre las obras que transmitió estaban Alma de LeyendaHacienda VillarealHéroes de Guerra y Páginas de nuestra historia. Arriví obtuvo una beca de la Fundación Rockefeller y en 1949 obtuvo una maestría en radio y teatro en la Universidad de Columbia.
En 1951, Arriví escribió el primer programa televisivo transmitido en Puerto Rico: Ayer y hoy. Durante los dos años que trabajó en la televisión, escribió el guion de El Niño Dios y Luis Muñoz Rivera.
En 1955, Arriví presentó su obra Bolero y plena en el Teatro Universitario y en 1958 presentó Vejigantes en el Primer Festival de Teatro Puertorriqueño. Estas obras fueron seguidas por Sirena yMedusa en la Bahía. Muchas de las obras fueron presentadas en el extranjero. Por ejemplo, el estadounidense Frank Dauster realizó una adaptación de Vejigantes en 1959.
Arriví fue nombrado director del programa de teatro del Instituto de Cultura Puertorriqueña en 1959. En 1961, organizó y dirigió el Primer Seminario de Dramaturgia.
 Arriví muere de un ataque cardiaco un 8 de febrero del 2007 y es enterrado en el cementerio Los Angeles Memorial en Guaynabo, PR.





sábado, 2 de marzo de 2013


CORTIJO Y SU COMBO. "QUITATE DE LA VIA PERICO"  

René Marquéz


René Marquéz
Nació el 4de octubre de 1919 en Arecibo, Puerto Rico y murió en San Juan un 22 demarzo del 1979. Fue reconocido por su obra La Carreta al igual quepor sus cuentos y obras teatrales, pero también conocido por sus artículosperiodísticos, novelas, ensayos y guiones cinematográficos. René Marqués es sinduda uno de los más destacados, versátiles y discutidos escritorespuertorriqueños del siglo XX. Marquésfue un miembro de lo que en Puerto Rico se conoció como "La generación del50". Era un grupo de intelectuales cuyo líder era Marqués. Marqués trabajóen la División de Educación de la Comunidad de Puerto Rico (DIVEDCO). Marquéscreía en la completa soberanía de su país,motivo por el que con frecuencia criticaba a Muñoz Marín, especialmente cuandoéste fue electo gobernador de la Isla por su posición de aceptación de lasoberanía estadounidense sobre Puerto Rico. En 1959, Marqués publicatres obras teatrales, juntas en la colección llamada: "Teatro": Lamuerte no entrará en palacio, Un niño azul para una sombra, y Lossoles truncos. En un ensayo (1960), el cual fue publicado como un panfleto porel partido nacional puertorriqueño, Marqués encara el problema del lenguaje enla instrucción dentro de la situación colonial de Puerto Rico. Este concluye,que solamente el goce de una soberanía nacional completa acabaría por limpiarlos problemas pedagógicos de todo lo que representaba un lastreextra-pedagógico en Puerto Rico.